lunes, octubre 09, 2006
Les voy a contar bien la historia del tercero medio PUM!!!!
Había pasado la cruz de Mayo para todo el mundo menos para nosotros quienes seguíamos meta cuetazo todos los días. Los profesores y los inspectores estaban chatos, las advertencias habían sido inútiles y cada recreo éramos observados por Vivallos y su séquito de subinspectores los que recorrían el patio como tiburones en busca de una victima que fuera visible.
No recuerdo quien fue pero alguien llegó con un petardo falso como de medio metro y lo mostró, de inmediato hicimos un círculo para cubrir el acto siguiente, cual era meterle un petardo real al cono falso… pero este petardo real no era normal era una gueá de proporciones malvadas, cuasi dinamita.
Yo estaba colaborando con cubrir la lesera cerrando el círculo… cuando de la nada, creo que fue Vergara o Leiva, me entrega el “cuete” falso con el verdadero en su interior ya encendido. Como lo único que quedaba era lanzarlo, lo tiré más asustado que la chucha sin mirar a donde… con tan mala cuea que cae justo en los pies del chupete cuando este cruzaba el patio (en ese entonces era coordinador de media), lo miró, se rió seguro de que era falso… cuando al segundo la guevada explota dejando la cagada y media (creo que un pendejo que iba con él saltó lejos y el chupete quedó medio aturdido).
Nunca olvidaré el instante en que es petardo iba en el aire a la vez que los inspectores me apuntaban satisfechos por haber descubierto a uno de los perpetradores.
Posteriormente me llevaron a la inspectoría junto con otro que no recuerdo quien donde me exigieron delatar al dueño del petardo real y al del petardo falso, como también a todo el resto que anteriormente había lanzado petardos (mientras el curso completo seguía tirando petardos a la entrada de inspectoría a modo de protesta). Como me negué a dar la información me suspendieron una semana.
El mayor temor que tenía era que mi viejo me sacara cresta y media, así que para salir de la angustia le conté mientras íbamos camino a mi casa. Recuerdo que cuando terminé de decirle todo lo ocurrido y que estaba suspendido: me miró serio, estacionó el auto a la orilla del camino y comenzó a reírse como nunca había visto en mi vida, me palmoteó la espalda y me dijo “ésta te la perdono porque es muy bueena”. Así que el castigo del colegio se transformó en una semana de vacaciones.

Engel.
 
posted by Consu at lunes, octubre 09, 2006 | Permalink |


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